sábado, 14 de febrero de 2015

Dichosos los que sufren...

Recogiendo el reto que nos lanzó Iñaki en su anterior entrada, he ido a la página que nos recomendaba, Fe Adulta, y he buscado un artículo que está muy relacionado con nuestras reflexiones sobre la bienaventuranza que nos habla del sufrimiento...

Es un artículo de J. A. Estrada recogido ahí titulado  ¿ESTÁ DIOS EN HAITÍ?

Salvando lo concreto que lo motivó, la desgracia en Haití, extraigo algunos que sus párrafos ( la imagen no es el del artículo, pero expresa lo que no pocas personas piensan y a lo que responden estas palabras, muy cercanas a nuestras reflexiones en el grupo ):



"Antes que preguntarse por Dios, ¿por qué permite esto?, hay que preguntar al hombre ¿cómo consentimos que tantos seres humanos vivan en la miseria, indefensos ante la naturaleza?(...)

¿Y dónde está Dios? Seguimos esperando milagros divinos que cambien el curso de la naturaleza; apelamos a la Providencia para que intervenga en las catástrofes naturales; rezamos y pedimos prodigios y señales. Y Dios guarda silencio y no actúa como esperamos. No aprendemos de la historia.(...)

El hombre y el universo son obra de un creador que respeta la libertad humana y el dinamismo de la naturaleza.(...)

En cambio, encontraremos a Dios, si lo buscamos identificándose con las víctimas y llamando a los hombres de buena voluntad a la solidaridad y la justicia; si esperamos que Dios nos inquiete, nos provoque y nos llame a colaborar de mil maneras para mitigar el dolor...
 Dios es autor de la historia, en cuanto inspira, motiva y envía para la solidaridad y la justicia. El Dios cristiano no es la divinidad griega que siente celos del hombre y castiga a Prometeo, sino el que se enorgullece de la capacidad para generar vida con la ciencia y el progreso, sólo exigiendo que los recursos naturales se pongan al servicio de todos.

Hay que actuar como "si Dios no existiera" y todo dependiera de nosotros, universalizar la solidaridad y cambiar las estructuras internacionales que condenan a pueblos enteros a la miseria. Desde ahí podemos esperarlo todo de Dios y pedirle que fortalezca, inspire y motive a los que luchan por un mundo más justo y solidario."

1 comentario:

  1. Gracias, Miguel, por tu aportación.
    Muchas veces, ante situaciones complicadas y difíciles, cuando nos parece que Dios calla, seguimos preguntándonos: ¿Donde está Dios que no hace nada? Y Él nos responde: ¿Dónde está el hombre, dónde estás tú para hacer lo que puedas?

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